Escritora ecuatoriana. Literatura juvenil
Decía un escritor que una persona está siempre a la espera de su libro adecuado, aquel que le mostrará un nuevo mundo y dotará de sentido a la vida. Pues es cierto y soy prueba viviente de ello. En un afortunado arranque de valentía, decidí contactar a Sina Mondavi, una escritora ecuatoriana de origen iraní, que me cautivó con su libro Cuarto Creciente, el primero en iniciarme como lectora empedernida. Con voz calmada y sonrisa amable, me habla desde la pantalla de mi computadora. Cuenta que el camino que recorrió hasta convertirse en autora novel no fue nada fácil. A corta edad migró con su familia en busca de seguridad, un mejor futuro y nuevas oportunidades. En medio de una cultura diferente y con las dificultades que se presentaron en su vida, logró encontrar en la lectura y escritura un refugio.
Para la escritora e ingeniera comercial, la novela es la oportunidad de los jóvenes para interesarse en la lectura. En diálogo con Entre letras y portadas, nos cuenta de su vida, la lectura y su experiencia como escritora.
Usted vino desde Irán cuando era muy pequeña. ¿Por qué su familia tomó la decisión de migrar?
“Nosotros salimos de Irán después del golpe de Estado que terminó con la caída del sha de Irán. Mi familia por ser de la fe Bahaí, es una religión que en Irán no es aceptada porque la mayoría es musulmana, decidió salir del país para evitar la discriminación y la persecución que tenían los musulmanes hacia los bahaís. Estuvimos viviendo inicialmente en Inglaterra durante tres años, pero a los iranís les tienen un poco de rechazo por temas políticos, religiosos y fanatismos. Entonces mi abuelo migró con todos sus hijos, entre ellos mi papá y yo que era muy pequeña, a Ecuador”
Ese fue el inicio de su travesía, una aventura propiciada por el rechazo social hacia una religión cuyos principios no eran aceptados por la fe musulmana. A pesar de que según el Anuario de la Enciclopedia Británica de 1992, la fe bahaí es la segunda religión más extendida en el mundo entre las religiones independientes, pues se encuentra establecida en 247 países y territorios, sus adeptos fueron perseguidos desde sus inicios en el siglo XIX. Incluso, su máximo “líder” y fundador Shiraz Seyyed Alí Mohammad, quien se proclamó como El Báb[1] (la puerta en árabe), fue fusilado en Tabriz el 9 de julio de 1850, después de 4 años de encarcelamiento y destierro, y seis años de proclamación.
El bahaísmo es una religión distinta al islam, aunque haya surgido de su seno. Tiene sus propias escrituras y enseñanzas en el Bayán, que hacen alusión a que todas las religiones son legítimas y fueron adaptadas a la época en que fueron surgiendo. También enseñan sobre la igualdad de derechos para los hombres y las mujeres, condenando los prejuicios de cualquier clase. Sabiendo esto, es entendible, pero no aceptable, que las autoridades políticas y religiosas se hayan alarmado del creciente número de adeptos, causando con su persecución el desplazamiento forzado de miles de bahaís[2], entre ellos, la familia de Sina, quienes tuvieron que adaptarse a nuevas costumbres y culturas.
¿Cómo fue la transición entre una cultura a otra?
“Cuando llegamos a Cuenca, no hablaba español, solo inglés y farsi, entonces para mí fue una transición bastante complicada en la escuela. No entendía lo que me hablaban las profesoras, ellas tampoco me entendían. Tuvieron que ponerme en clases particulares en la tarde para poder aprender un poco más rápido. Afortunadamente para una niña de cinco años es más fácil asimilar un idioma nuevo, así que pude asimilar más rápido el español. Lo que sí me complicó fue el tema religioso, porque teníamos costumbres diferentes y en ese entonces vivíamos en Cuenca. Allá la gente es muy católica, muy respetuosa de la tradición. Los viacrucis a mí sí me impactaban un poco.
En Manta fue muy diferente, por ser costa, la gente es más abierta, más suelta. Ya en el colegio la adaptación fue más fácil. Tal vez fui un poco rara para los otros, porque en casa seguíamos manteniendo ciertas costumbres, todavía las seguimos manteniendo. Pero bueno, con el tiempo soy más ecuatoriana que iraní.”
La costumbres a las que Sina Mondavi se refiere y las cuales le hacían ver rara frente a los demás no eran rituales religiosos, puesto que el profeta Bahá’u’lláh desalentó su creación, ya que con el tiempo podrían convertirse en dogmas rígidos que resultarían más importantes que las enseñanzas espirituales mismas. Los bahaís celebran fiestas espirituales cada 19 días, donde hablan de los días sagrados, hacen círculos de estudio o desempeñan elecciones internas. Las suelen llamar “reuniones hogareñas”, y si bien cuenta con una parte devocional, puesto que recitan o cantan sus oraciones, no hay rito alguno que las acompañe. Su propósito es enteramente social o espiritual, donde se comparte conocimiento y enseñanzas que alimentan el alma. Me gusta pensar que fue en una de estas sesiones que Sina descubrió la lectura.
En el camino me imagino que se encontró con el gusto por la lectura y eso sería lo que la llevaría a ser escritora más adelante. En ese sentido, ¿cuál es su género preferido como escritor y cuál como lector, y qué le llevó a convertirse en escritora?
“No varía en realidad. Me gusta leer mucho a Pablo Coello, es uno de mis autores favoritos. Enrique Barrios me influyó bastante, él escribió Ami, mi amigo de las estrellas. Lo leí cuando era muy pequeña y ese libro me impactó bastante e influyó. Pude entender que hay cosas diferentes, y pues toda mi vida he seguido un camino diferente a los demás. No me apego a ninguna creencia, pero sí practico una doctrina espiritual hace muchos años. Me gusta leer literatura que se apega a ese sentido, de superación y transformación personal, de espiritualidad.
Desde pequeña siempre escribía poemas. Me gustaba escribir poemas deprimentes, tristes. Leía a Medardo Ángel Silva, a Julio Zaldumbide, que eran poetas ecuatorianos de escritura trágica. Pero el gusto por la lectura vino más fuerte desde el colegio. Las obras clásicas Don Quijote, La Celestina, siempre me parecieron un poco tediosas, hasta cierto punto estresantes, aburridas, pesadas de leer. Nunca me sentí identificada con ese tipo de literatura. Sin embargo, cuando empecé a investigar el tema de las novelas Chick Lit o las juveniles, me gustaron bastante. Empecé a leer mucho, descargaba libros online, una prima estaba muy actualizada en estos temas y me mandaba un libro, me mandaba otro.
Un día simplemente me desperté y me dije “quiero escribir un libro”. Combiné muchas de las cosas que había aprendido a lo largo de mi vida con las situaciones actuales de la juventud y me dije que tenía que hacer un pequeño aporte a esa juventud. Ahí fue cuando comencé a escribir Cuarto Creciente”.
¿Planifica los libros antes de sentarse a escribirlos o surgen sobre la marcha, al hilo de sus pensamientos, sin ninguna planificación?
“En mi mente tengo la historia, pero sí escribo sobre la marcha. Sé cuál es el principio, cuál es el desenlace, todo lo que va a pasar, pero voy escribiendo sobre la marcha. No llevo una planificación ni estructura”.
En su caso, ¿escribe pensando en un lector específico o cree que cualquier persona es un lector en potencia de sus obras?
“Cualquier persona. En la página que tengo en Facebook me han escrito niños de doce, diez años, jóvenes, adultos. Entonces no me enfoco a escribirlo hacia un público seleccionado. Trato de utilizar un vocabulario fácil para el lector, sin muchos enredos, y que hasta un niño lo pueda entender”.
¿Cuánto tiempo le dedica a la escritura?
“Es una pregunta bastante difícil. En realidad llevó muchos años sin escribir, le estoy debiendo mucho a mis lectores la tercera parte de la saga. Me he propuesto todos los años sentarme y terminarlo, avanzo una hoja, avanzo un capítulo, me quedó, otra vez retomo. Es una frustración personal no tener tiempo para escribir, pero todos los días repaso en mi mente la historia para que no se me olvide.
Cuando escribía Cuarto Creciente y Ocaso, dedicaba dos o tres horas al día a la escritura, porque revisaba, volvía hacia atrás, volvía hacia adelante. Me preocupé mucho de que llevara una estructura. Ahora, por las múltiples ocupaciones del trabajo, de ser mamá, lo he dejado bastante”.
¿Cómo es ser escritora en Ecuador?
“Escribir no es difícil, el que lo hace por vocación, simplemente llegan las cosas y se transforman en texto. Lo que sí es difícil es promocionarlo, difundirlo, venderlo, obtener el apoyo económico, porque no hay leyes que apoyen de esa forma a los artistas, a los escritores. Inclusive, hace un mes aproximadamente, quise promocionar mi libro en Amazon, porque ya siento que es el momento de empezar a lanzarlo internacionalmente. Sin embargo, me encontré con una serie de obstáculos. Ecuador no es un país calificado en Amazon para vender libros, para poder promocionarlos. Los bancos ecuatorianos no están calificados en el exterior y debe ser a través de una persona netamente americana. Entonces no nos permiten ni siquiera eso. Si en nuestro país no tenemos el apoyo del Ministerio de Cultura, de los núcleos de cultura de Manabí, de Pichincha, o a nivel nacional, que por lo menos que nos den las facilidades de hacerlo internacionalmente. Pero no hubo manera".
Es bien sabido que convertirse en un autor publicado no es nada fácil, más si se trata de literatura y mucho más si hablamos de Ecuador, las estadísticas lo abalan. En un estudio que realizó la CERLALC, Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, nuestro país se encontraba en el 8vo lugar en cuanto a producción de libros, una posición no tan desesperanzadora considerando que 20 países se disputaban posiciones. Sin embargo, al ver en detalle este dato, se va toda esperanza que se pudo haber tenido. Alrededor del 80% de libros eran de índole académica, como libros escolares y similares; 10% manuales de usuario y guías de algún tipo; y 10% de libros de literatura.
Sin embargo, emprendimientos personales han permitido que en los últimos años el panorama editorial de Ecuador vaya mejorando. Alrededor de 34 editoriales independientes han abierto las posibilidades del desarrollo literario ecuatoriano, según datos de El Universo. En el 2017 el número de títulos registrados fue de 5246 y un año después de 5253. Si bien la mayoría sigue siendo de índole académica, la literatura aumentó un siete por ciento con respecto los estudios del 2010 de CERLALC.
Sina Mondavi encontró en la Editorial Mar Abierto, una casa de letras que pertenece a la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, la opción de llevar su libro a las diferentes librerías del país.
¿En qué año empezó a escribir Cuarto creciente y cómo fue el proceso para publicarlo?
Empecé en el 2007 y lo terminé en el 2009. Toqué varias puertas, varias editoriales, y no tuve acogida, como creo que le pasa todo escritor novel. Inclusive envié el libro a una editorial española y me respondieron mediante un correo que no estaban interesados, que no era el enfoque que buscaban para publicar. Y bueno, a través de la Editorial Mar Abierto de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí tuve la apertura para hacer la publicación.
¿Cómo fue la experiencia con la Editorial Mar Abierto?
Al principio cuando yo llevé el borrador del manuscrito, el licenciado Ubaldo Gil, que en ese entonces era el director de la editorial, no le tomó mucha importancia y le pidió a su asistente que revisara el libro. Ella se enganchó bastante, pero me dijo que hay que hacer muchas correcciones. Yo acepté, porque una escritora novel siempre tiene fallas y tiende a caer mucho en los clichés.
Empezamos el tema de la corrección, el proceso tomó varios meses. El libro iba y venía. Eliminamos muchos capítulos. La editorial me dio muchas sugerencias y en ese sentido yo me sentí muy agradecida. Me dieron guías y orientaciones para darle un contexto más interesante al contenido.
Editorial Eskeletra, que apoyó para la publicación a Mar Abierto, me envió una portada que no me gustó, así que la rechacé. Me dijeron que me hacía la especial, que por temas de financiamiento no podían hacer más, entonces les dije que si era por dinero, yo pagaba, el asunto era que saliera como yo quería. La portada es lo más importante, porque es lo que capta la atención del lector, y no quería que me impongan algo que no decía nada de mi libro. Entonces yo financié la portada. Mi hermano me recomendó un amigo que se dedicaba hacer diseño gráfico, y así buscamos imágenes hasta que me enganché con la portada actual.
¿Cuál fue su propósito con Cuarto Creciente?
Mi propósito con el libro en realidad fue hacer un aporte a la juventud, nunca lo hice con fines de lucro, es más, nunca lucré de él. Mi intención siempre fue enfocar a la juventud hacia algo distinto. Cuando estaba escribiendo Cuarto Creciente, estaba en pleno apogeo el tema de los vampiros, el reguetón. Mis hijas en ese entonces eran adolescentes y estaban muy enfocadas en esos temas muy triviales y superficiales. Yo me decía que los chicos también tienen que ver una cosa espiritual, ver el verdadero sentido del amor, ver algo diferente. Esa fue la motivación para escribir el libro y de dónde se inspiró la historia de Edmond y Evelyn.
Usted estuvo en la Unidad Educativa Stella Maris en el 2015, ahí firmó sus libros y le dirigió algunas palabras a los estudiantes, entre ellas “en la vida, muchas personas cerrarán las puertas y tratarán de frustrar los sueños de cualquier ser con ilusiones, sin embargo la perseverancia será la única que le dará el soporte para alcanzar aquel éxito anhelado” ¿Tal vez se refería a lo difícil que es ingresar al mundo de los libros como escritora?
Sí, enfocado a eso y en general. Yo me encontré con otros escritores que tenían bastante tiempo en el medio, escritores que participan en muchas situaciones culturales a nivel local, y cuando el libro empezó a tener acogida entre la juventud, sentí un poco de celo profesional (por parte de ellos). Me di cuenta de muchas críticas que no fueron constructivas sino destructivas, y me tocó mucho mantener mi posición, porque sentía que mi libro era un aporte, sin fines de lucro, que yo estaba haciendo. Entonces sentí bastante resistencia por parte de otros autores locales. En realidad nunca le di importancia, porque yo no buscaba fama ni riqueza con el libro.
¿Desde la escritura cuál fue el momento más difícil y cuál el más gratificante?
El momento más difícil fue cuando estaba buscando una editorial para publicar, tocar varias puertas y que ninguna la abra. También fue difícil cuando trataron al libro como algo de un escritor novel cualquiera, un libro más. Sé que era novel, pero siempre las personas merecen un poco de respeto, sea que tengan bastante experiencia o no. El trabajo y el esfuerzo de cada persona, sea las fallas que tenga o sea el éxito que tenga, tiene que ser tratado por igual. Enfrentarme a eso sí fue duro.
La parte gratificante fue cuando en mi página comencé a recibir mensajes y correos de chicos y chicas que habían leído la saga en varios colegios de Quito. Eso me alegro mucho. Tal vez en mi localidad no llegó el libro y no fue tan aceptado por otros escritores, pero en otros lugares estaba llegando y estaba teniendo el efecto que esperaba, que les toque el corazón. Fue bastante gratificante.
¿Confía en la potencia de la novela juvenil para contar historias y atraer a lectores?
Sí, completamente. Yo confío bastante en la potencia de la novela. Inclusive el editor que en paz descanse que apoyó la publicación en Mar Abierto, Ubaldo Gil, tenía mucha fe en hacer una película. Siempre me decía que este (Cuarto Creciente) era el Harry Potter ecuatoriano. Él tenía la intención de lanzarlo como una película, inclusive había un equipo en la editorial que se encargaba de hacer cortometrajes y esas cosas. Siempre me decía que ya vamos a hablar de eso, pero él falleció y el tema quedó prácticamente en las nubes. No pierdo la esperanza, yo creo que en algún momento, si logro colocar la obra a nivel internacional, puede ser que llegue la película.
¿Cree que vivir de la escritura es una utopía?
En realidad, no. Sí hay escritores que logran vivir de eso. Aquí en Ecuador conozco a las autoras de literatura infantil, tienen bastante renombre. Tienen bastante éxito y si viven o no de los libros lo desconozco, pero creo que sí tienen ciertos réditos económicos que tal vez les puede facilitar bastante. Considero que una persona que se dedique cien por ciento a la escritura, a la promoción de su libro, podría lograrlo. En Ecuador tal vez un poquito difícil porque la gente no lee mucho, la atención está más centrada hacia otras cosas. Pero a nivel internacional, en Colombia, México, Argentina, Estados Unidos, podría tener un éxito rotundo.
¿Tiene planes para publicar nuevos libros aparte de la saga Cuarto Creciente?
Estoy en planes de publicar un libro de cuentos infantiles. Tengo una serie de historias que me contaba mi mamá de pequeña, que son muy antiguos, que le contaba mi abuela y a su vez la mamá de ella. Son cuentos muy hermosos que pueden adaptarse a nuestra realidad actual. Tengo grabado un cd de la narración y al acabar la saga pienso digitarlos y darles el matiz original y actual. Actualizarlos para los niños de ahora.
Para ese lector que aún no ha leído nada suyo, por favor, ¿puede recomendar su obra?
Para las personas que tal vez no les gusta leer, que no se apasionan por la lectura, les recomendaría que empiecen a leer Cuarto Creciente, aunque sea el primer capítulo. Estoy segura de que al terminar con el capítulo uno, no lo van a poder soltar. Créanlo o no, van a cultivar el amor por la lectura. Son libros que invitan mucho a la reflexión, a soñar, a creer, y también a desarrollar un cambio espiritual.
Son libros bastantes recomendados para adolescentes, jóvenes y para personas adultas que están en una etapa de transición. Espero que puedan acceder al libro, y puedan analizarlo. Cualquier duda y consulta, pues siempre estoy dispuesta a ayudar.
[1] Mensajero de Dios que estaba destinado a preparar al mundo para el regreso del salvador prometido en todas las religiones, el cual sería el responsable de la unificación de la humanidad. [2] Seguidores de la fé bahaí.
Perfil de la entrevistada
Nombre: Sina Mondavi Sabbi
Nació: Irán, el 5 de enero de 1975, en una región que ya no existe por causa de la guerra. A los cinco años se mudó a Inglaterra, a los ocho a Cuenca - Ecuador y a los diez a Manta
Ocupación: escritora e ingeniera comercial. Laboró en la Contraloría General del Estado.
Profesión: Ingeniera en Administración de Empresas
Libros Publicados: Cuarto Creciente (2009) y Ocaso (2010) con el apoyo de Ubaldo Gil, quien en ese tiempo era director de la Editorial Mar Abierto de la ULEAM (Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí). En Quito se publicó bajo la Editorial Eskeletra.
Propósito de sus libros: lograr un cambio espiritual, de manera especial en los jóvenes, indicándoles que todos tenemos luz y oscuridad y que es posible vencer esa oscuridad.
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